Al de por si extraño hecho de que Bill Laswell haya corrido encargado de la producción de este disco, Lemmy trata de sostener la máquina metalera casi él solo. Aun con todo esto, la producción no es el tipo de sonido que se podría preferir de Motorhead. EL acierto aquí es que efectivamente, suenan un tanto distintos, no solo en la vertiente trashera, sino en algún recoveco metalero que complementa muy bien el sonido guitarrero y la voz conjunta. La batería, siento, es la que sale perdiendo un poco, pero finalmente como experimento da sentimientos encontrados. Aun así, este disco contiene algunos clásicos de la historia ´head y qué bueno que así sea, ya que la poca credibilidad que ha habido para algunos rockerines al respecto de este disco (y su berrinche consabido de que no suena como los anteriores discos) pone este disco bajo una lupa un poco más profunda, donde el sonido se hermanó de la rockerísima actitud de esta banda, realzando la crudeza de una banda ya clásica acomodándose a su época (¿lo recuerdan? los ochentas, el trash, etc.? Qué bien).
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